Al llegar a esta etapa de mi proyecto educativo, me invade un profundo agradecimiento hacia Dios por su fidelidad y bondad. Ahora puedo apreciar una diferencia en mi vida antes y después de la UM, para bien. Han habido momentos de dificultad en el hogar, desafíos que parecían insuperables. Sin embargo, caminar tomado de la mano de Dios y confiar en su poder ha sido mi ancla, permitiéndome avanzar y sobrellevar cada reto con esperanza y fortaleza.
Lo que más valoro de mi tiempo en la UM es el enfoque en la metodología de estudio; ahora siento que cada hora dedicada a la Biblia y a mis lecturas en general tiene un propósito renovado y me revitaliza en cada sesión. Este crecimiento no solo se refleja en el avance de mis materias, sino también en mi participación activa en la iglesia. En mis predicaciones y en cada labor que desempeño, encuentro una oportunidad para dar voz a mi fe, comprometido como nunca con el llamado a ser un futuro ministro. Cada paso me acerca más a servir a Dios y a su pueblo de manera auténtica y apasionada.